Todos aquí en el noreste crecimos con los apellidos Cantú y Chapa como estandartes de nuestra herencia italiana. Y lo son. Pero la historia de Don Angelo me enseñó una lección: la huella de Italia en nuestra tierra es mucho más ancha y profunda de lo que pensamos.
Hoy, muchachos, vamos a leer las otras páginas de esa historia.
Primero, ¿De Dónde Vienen Realmente los Cantú y los Chapa?
Es importante poner la primera piedra en el lugar correcto. Estos dos grandes linajes, aunque hoy son el corazón de nuestra identidad, no llegaron con la fundación de Monterrey en 1596.
Fueron pobladores que llegaron en el siglo XVII.
- Los Cantú trazan su origen a familias de la villa de Cantù, en Lombardía, Italia.
- Los Chapa (originalmente Schiappapietra y luego Ciappa) vinieron de la región de Génova. Giovanni Battista Chapa fue un personaje fundamental, cronista de nuestra tierra.
Ellos abrieron la puerta, pero muchos otros valientes la cruzaron después.
¿Qué Otros Apellidos Italianos Forjaron el Noreste?
Aquí es donde la historia se pone hermosa, muchachos. La gran ola de migración italiana no fue en la colonia, sino mucho después, en el siglo XIX, cuando Monterrey empezaba a transformarse en la potencia industrial que conocemos.
Estos no eran conquistadores; eran constructores.
- Mainero:Figura clave en la medicina y política, llegando incluso a la Gubernatura de Nuevo León. Su legado perdura en calles y memorias.
- Lagüera: Vinculado directamente a la consolidación de gigantes como la Cervecería Cuauhtémoc, su influencia empresarial es innegable.
- Belden: Pioneros en la industria del alambre y el cable, esenciales para la infraestructura y conexión de la región.
Apellidos como Bacco, Adami, Martinelli, Bortoni... cada uno es un ladrillo en el edificio de nuestro estado.
¿Por Qué Vinieron a una Tierra Tan Lejana y Diferente?
Imaginen la Italia del siglo XIX. Un país en plena unificación, lleno de conflictos y con pocas oportunidades para los jóvenes.
Al mismo tiempo, aquí en Monterrey, algo estaba pasando. Nacía la industria del acero, del vidrio, de la cerveza. Se necesitaba gente con oficios, con ganas de trabajar.
Monterrey era una promesa. Un imán.
Así que vinieron. No como grandes señores, sino como artesanos, técnicos, comerciantes. Trajeron sus oficios, su comida, su música y, sobre todo, su inquebrantable ética de trabajo.
Conclusión: El Mosaico de Nuestra Identidad
La historia del noreste, muchachos, no es una pintura de un solo color. Es un mosaico. Y las teselas italianas le han dado un brillo y una calidez inconfundibles.
Don Angelo, el panadero de mi niñez, no fue gobernador ni fundó una gran industria. Pero cada pan que horneaba era un pequeño acto de construcción. Estaba alimentando a la ciudad, mezclando el trigo de aquí con la memoria de allá.
La historia de tu familia también es una pieza esperando ser descubierta en ese gran mosaico norestense. Si estas historias resuenan contigo y sientes la llamada a explorar tus propias raíces, estamos aquí para ser tus guías en ese viaje.
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